Tareas domésticas en pareja

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Lo ideas en una pareja que vive junta sería que el reparto de las tareas domésticas surgiese de modo natural, pero por desgracia no siempre ocurre así. En ese caso y antes de que llegue a convertirse en un conflicto grave entre los miembros de la pareja que acabe amenazando la convivencia, habrá que tomar medidas y repartirlas del mejor modo posible.

Una buena idea es hacer un reparto de las tareas por escrito, una a una y día a día. Lo ideal sería tener en cuenta las habilidades y la disponibilidad horaria personales de cada miembro de la pareja, pero manteniendo siempre la equidad. Es un buen modo de comenzar a adquirir esos hábitos sin traumas y luego con el tiempo ya no será necesario registrarlo por escrito para que todo marche como debe.

Podéis ir rotando quién se ocupará de las tareas más livianas o sencillas, para que no dejaros atrapar por la monotonía y para que no recaigan siempre sobre la misma persona: bajar la basura, poner la mesa, retirarla… Pueden repartirse semanalmente. 

En la medida de lo posible, hacer algunas tareas en pareja. Por ejemplo la cena a diario o la limpieza general una vez por semana. 

A la hora de repartir las tareas, utilizar la lógica: por ejemplo si a uno le pilla de camino  del trabajo una panadería, es absurdo que el pan deba comprarlo el otro. 

Si tu pareja no sabe ocuparse de las tareas porque nunca lo ha hecho anteriormente y pone voluntad en aprender, no le cargues de reproches sobre lo mal que lo hace, si no enséñale con paciencia. Comienza con las tareas más sencillas (poner y recoger la mesa, fregar los platos o los suelos, bajar la basura, hacer la cama, pasar el aspirador, limpiar el baño…) y dejar para más adelante las tareas más difíciles y que necesiten de un cierto aprendizaje, como por ejemplo la plancha. Pero si tu pareja sigue la estrategia de hacer las cosas mal aposta para evitar que vuelvan a encargárselas, no debes dejarte vencer por él. Si se niega a aprender o simula no ser capaz de hacerlo no quedará más remedio que hablarlo seriamente y si continúa igual  tomar la drástica decisión de dejar sin limpiar su ropa, ni plancharla, no servirle la comida, etc… Si aún así no hay manera, deberás afrontar la posibilidad de que tu pareja no te ame tanto como asegura si es que su egoísmo implica que tú debas hacer todo el trabajo y sobre ti recaigan todo el peso de las labores domésticas.

Si podéis permitíroslo económicamente y no queréis dedicar tiempo ni esfuerza las tareas domésticas, contratad a una persona para que se ocupe de ellas. pero teniendo claro que siempre quedarán cosas que tendréis que hacer vosotros. 

Un modo positivo y divertido de afrontar el reparto de tareas, es pactar una penalización ante el incumplimiento de las tareas de un modo firme pero positivo. 

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