Huertos comunitarios

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huertos comunitarios

Organizar  huertos comunitarios puede ser una buena idea, un interesante proyecto en el que embarcarse. ¿Alguna vez has pensado lo gratificante que es cuidar y alimentarte de tus propias plantas? ¿Eres de los que piensan que cuando las personas se unen son capaces de grandes cosas? Anímate. Aquí te dejamos algunas ideas de cómo empezar la maravillosa aventura de crear huertos comunitarios.

* Formar un grupo. Puede ser de lo más homogéneo o de lo más heterogéneo: una cuadrilla de amigos, los alumnos de una clase, vecinos de diferentes edades, miembros de una asociación de mujeres… Lo importante es que a todos les apetezca participar en la actividad.

* Tierra. En el medio rural es posible que alguien quiera venderos, alquilaros o prestaros un terreno apto, en el medio urbano será más complicado y a menudo habrá que recurrir a algún solar abandonado o en desuso, siempre con el riesgo de que los dueños lo vendan o quieran usarlo antes de que hayáis recogido vuestra cosecha. Una asociación grande quizá pueda disponer de dinero suficiente para arrendar terrazas al efecto y en colegios es posible que la dirección os preste para este uso una parte del patio de recreo.

* Agua. Es un bien indispensable, y no es necesario que sea potable (de hecho es mejor que no sea agua “del grifo” tanto ecológicamente como para la salud de las plantas) pero si que no contenga residuos perjudiciales. Siempre puede recurrirse a recoger en bidones agua de lluvia y tratar de cultivar aquellas plantas que precisen de menos recursos hídricos para producir. Dependiendo del dinero de que se disponga, de la extensión del terreno y de las manos que colaboren además de la disponibilidad de agua podrá optarse por regar a manguera, mediante regaderas o utilizar sistemas más sofisticados como el goteo, por ejemplo.

* Abono. Hay que devolver a la tierra los nutrientes que va perdiendo y para ello el abonado es fundamental. En el medio rural seguramente no sea complicado hacerse con estiércol, palomina… Algo más complicado es lograrlo en el medio urbano (habría que añadir gastos de transporte, el mal olor que pueda ascender a zonas habitadas, etc…), pero una buena idea es preparar nuestro propio compost: las propias plantas una vez desechadas, los restos molidos de podas, las peladuras y restos vegetales de la cocina… siempre cuidando no incluir restos de pescados o carnes para evitar que el compostador se convierta en un foco de infección y en centro de reunión de animales poco recomendables.

* Herramientas y semillas. Pueden comprarse con un fondo común y guardarse en un lugar donde los miembros del grupo tengan fácil acceso a ellas pero no esté muy a mano de los cacos. En cuanto a las semillas, preferid las biológicas y las propias del lugar. Una buena práctica es guardar semillas de nuestros frutos para sembrar en la campaña siguiente.

* Trabajo. el reparto del trabajo puede hacerse de formas muy diferentes dependiendo del tipo de grupo que lleve el huerto. Una idea es elaborar un calendario de tareas y asignarlas a cada miembro, otra forma más anárquica pero que puede ir bien a algunos grupos es ir anotando qué debe hacerse y tacharlo a medida que se realice, anotando igualmente las nuevas tareas que veamos se necesitarán hacer. En grupos grandes y huertos amplios, una opción es crear cuadrillas de trabajo para ir sacando adelante las tareas. Cada grupo es un mundo, debéis encontrar el método que mejor se adapta a vuestras circunstancias.

* Cosecha. Aquí no debe haber lugar para el egoísmo, pero una cosa es lo que debería ser y otra la cruda realidad. Si el método “que cada cual tome lo que necesite” es demasiado anárquico para vosotros o veis que hay quien se aprovecha exageradamente de la buena voluntad del resto, no quedará más remedio que terminar regulando todo. Podéis utilizar varios métodos, pero aquí van algunos de ellos; anotar un número de puntos por trabajo realizado que luego se traduzca en cuánta cosecha se lleve cada cual, dando un número de puntos a cada alimento, anotar en cada uno de los siete días de la semana el nombre de las personas que se llevarán algo a casa y repartir equitativamente entre ellas lo que se saque del huerto ese día; anotar el nombre de todos los participantes e ir repartiendo una “cesta” cada X días con un peso aproximado similar de cosecha, con los frutos que se obtengan ese día…

 

Foto by Pixabay

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