Una escapada campestre es una buena opción para tus excursiones más cercanas, esas que te permiten salir y regresar a casa en el día. Pero no hace falta complicarte mucho la vida buscando destinos especiales, si solo quieres disfrutar de un día de relax y desconexión. No es necesario que sea un lugar en el que haya opción de diferentes actividades programadas para pasar un buen día.
Una escapada campestre para disfrutar de un día de desconexión.
Si viajas con tu propio vehículo, si en lugar no te sientes a gusto, solo tienes que montarte y hacer una parada en el siguiente pueblo. Seguro que cerca tuyo hay muchas pequeñas poblaciones que no conoces en las que sentirte bien.
Para pasear, para respirar aire puro, quizá hacer sendrismo o simplemente cambiar de vistas.
Un paisaje cambiante por descubrir.
Lo bueno de una escapada campestre es que el paisaje es cambiante. Y si vas mañana o dentro de tres meses al mismo lugar, serás capaz de percibir lo mucho que ha cambiado y las distintas sensaciones que eso te provoca.
Algunos lugares tienen una naturaleza salvaje que es el secreto de su belleza. En otros, la acción humana es la que lo esculpe. Pero las zonas agrícolas no tienen por qué ser menos bonitas que una pradera o un bosque. Todo tiene su encanto y hay momento para todo. Solo tienes que pensar en campos de lavanda, girasoles o colza en todo su esplendor para entenderlo.
Eso sí, si haces una escapada campestre de este tipo respeta el lugar al que vas, sus gentes y su patrimonio. Puedes fotografiar los campos de cultivo, pero no los estropees. Ten en cuenta que hay muchas horas de trabajo y dinero detrás para poder obtener una cosecha y que no es un patio de recreo, sino un negocio y el modo de ganarse la vida de alguien.
No accedas a una finca o parcela sin permiso, incluso si no hay vayas que la delimiten.
Productos autóctonos y economía local.
Hacer una escapada campestre a un punto relativamente cercano a tu hogar, es una buena excusa para comprar productos locales. Sea artesanía, alimentos o simplemente tomar algo o comprar comida para llevar en un bar o restaurante de la zona.
Estarás contribuyendo a mantener viva la economía local. Y a que las poblaciones de menor tamaño no se queden vacías. Algo especialmente importante en las zonas de la llamada España vaciada. Pero que también se da en otra medida en pequeños pueblos en los entornos de grandes ciudades.
Descubre sus encantos.
Cada lugar tiene algo que lo hace único y especial. Aunque sea algo sencillo, a veces solo es necesario abriri bien los ojos y la mente para disfrutarlo.
Claro que algunos tienen tesoros más fáciles de ver que otros. Culturales, arquitectónicos, artísticos, naturales o de otro tipo. Y si no los encuentras, pregunta.
Cada vez más pueblos saben ponerse en el mapa y mostrar sus encantos al visitante. Conservando sus costumbres, con muses de coleccionistas, a través de asociaciones culturales promovidas por los vecinos y de modos muy diversos.
No dejes que termine el verano sin disfrutar al menos de una escapada campestre. Seguro que encontrarás la mejor manera de disfrutarlo.
